sábado, 1 de agosto de 2009

El sonido de Movistar

Tremendo. Como ayer deje de poder navegar con el iPhone dichoso éste, esta mañana me he decidido a llamar al 609. A saber dónde estaba el hombre de acento sureño que me atendía. Quizá en algún lugar de Latinoamérica. Tanto da. Lo que me produce perplejidad es el fondo o interferencia, a saber, que me impedía escucharle convenientemente. La voz del hombre se mezclaba a partes iguales con una música que bien pudiera estar siendo producida en el espacio desde el que se me atendía. Como el señor en cuestión no tenía ni idea de cómo ayudarme, ha tratado de ponerme en conexión con el servicio técnico. Lo ha hecho después de soltarme un rollo publicitario de un minuto que me he negado a escuchar, tanto por el hecho de la propaganda, como por la música-interferencia de fondo. Mas perplejidad aún : la música de espera está saturada. Suena de mal como pocas veces he podido escuchar. Un desastre. Cada minuto, la musiquita, pop rock del más infecto, se paraba y amanecía el hombre, con su otra musiquita de fondo, que me pedía mantenerme a la espera. Tras seis intentos, amanece una voz de acento centro peninsular, medio chava, sin musiquilla de fondo, pero filtrada a lo teléfono viejo, me suelta otra vez que me pone con el servicio técnico. La misma musiquita rock pop de medio pelo y saturada como un demonio media entre esta voz ya de una mujer joven, también centro peninsular, pero de mayor nivel cultural. Habla con el labio pegado al micrófono y, claro, la saturación me impide comprender sus mensajes. Le explico que se le escucha como si hablara con el culo, probablemente porque debería usar el micrófono de otra manera. Caso omiso. A la misma distancia del micro ahora habla igual de fuerte y saturado, pero más despacio, como si yo fuera sordo. Tiene gracia, porque la sorda parece más bien ella. Por la separación de las palabras, puedo imaginarme lo que me cuenta, a pesar de estar terriblemente deformado. Pongo en práctica las dos estrategias que me recomienda y con la segunda obtengo el resultado esperado. Han pasado 25 minutos durante los cuales he llegado a la conclusión de que Movistar no debe ser una empresa audiovisual. Quizá sea un parque de atracciones y sus empleados, los presentadores de tómbola ésos que se hacen amplificar su voz con esos equipos de sonido con los que parece que sean robots de hojalata. No pasa nada : escucho al Cigala ese en la tele, en un reportaje de su actuación en Peralada, y también suena a pote. Qué más da! A quién le importa si para nadie el arte está en el sonido?

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