jueves, 6 de septiembre de 2012

Y por qué no una casilla para el Arte en la declaración?

Pues lo dicho. Ya que los políticos nos quitan las subvenciones porque se abstienen de responsabilizarse por el desarrollo de la creación artística, que valoren los ciudadanos si prefieren destinar a ello parte de su IRPF. No me lo he inventado. De hecho, es bien conocida la iniciativa para incluir la investigación científica como beneficiario distinguido de nuestros impuestos personales. Teníamos casilla para la Religión. Puede que lleguemos a tener una para la Ciencia. El Arte debe también tener la suya.

Sonidos indeseados

 El catálogo de sonidos indeseados que un instrumento musical cualquiera puede producir es mucho mayor que el de los deseados, aquellos para los que, en principio, fue diseñado. ¿Cómo es que la estructura de los instrumentos musicales se ha planteado tan abierta a la posibilidad de error? ¿Es una necesidad musical o es un epifenómeno consecuente a un rasgo más general de la música? Uno se imagina así a los intérpretes viajando a lo largo de una afiladísima cresta, tratando siempre de seguir el trazado de puntos más elevados y de superar con inercia suficiente los lugares críticos sobre los que una detención mínima podría conducir directamente al valle del error definitivo. Vista así, no hay duda de que se trata de una tarea que requiere un gran aporte de energía. ¿Debería ser considerada meritoria?