lunes, 21 de diciembre de 2009

De Hitler a Jackson a base de dar vueltas en el vacío

Que conste : no es lo mismo considerar una cosa digna objeto de estudio y meditación de orden filosófico que considerar digna la cosa en si y sus reglas. A modo de ejemplo : que mi amigo Peter Szendy escriba un libro magistral acerca de la significación mesiánica del fenómeno Mikel Jackson, no debería implicar, como parecía querer hacernos aceptar su editor español, que los productos publicados bajo esa etiqueta sean necesariamente recomendables. Que yo sepa, del hecho de que acerca del Holocausto y otras atrocidades hayan corrido ríos de tinta no se sigue que esas desviaciones patológicas de la actividad humana tan habituales deban repetirse ni ser consideradas como modelo. Aunque a primera instancia el influjo Jackson no vaya a matar directamente a nadie, no debe pensarse ni por un momento que no es capaz de crear estragos en los sistemas de valores de los más expuestos. A la larga, hasta quizá es peor Jackson que Hitler, porque, a pesar del enmascaramiento falaz con que el primero se viste, sus discursos comparten fondo. Basta con bucear a muy poca profundidad para darse cuenta.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Ardillas suicidas

son las 10 y media de la mañana. Entro en un bar a tomar café. La tele de plasma de tropecientas pulgadas está en marcha. Mira qué ardilla nás rara se está metiendo en ese cochLa ardilla entra en un coche. Es un dibujo animado de la más rancia tradición norteamericana. En un plano cercano, tomado desde el parabrisas del coche, ves a la ardilla instalándose cómodamente en el asiento del acompañante. El movimiento que se percibe en las ventanas muestra que el coche empieza a moverse. Será una ardilla telequinésica? No. El movimiento hacia la derecha de la cámara te muestra un maniquí articulado en el asiento del conductor. Vaya ; un robot conductor! Tampoco. La cámara sale del coche para que lo veas en una pista de pruebas lanzado a toda velocidad contra un muro en el que hay pintada una diana. No hay salvación. El coche choca y ves a la ardilla atravesando el parabrisas con los ojos cerrados. Primer plano de la diana con la ardilla ditigièndose a su centro mismo. Se estampa en él y substituye la aséptica gráfica de calibraje por un manchón de sangre. Fin. Ardillas suicidas se llama la serie de 100 atrocidades.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La pantomima de la igualdad

-Por qué te pones esa falda tan corta? Y ese escote? Hay que ver cómo le miras!

-Déjala en paz, hombre; después de todo, ella te ha escogido a tí, no?

Ese es, más o menos, el contenido de un anuncio que he escuchado este mediodía en Catalunya Radio. Imagino que forma parte de la campaña de igualdad que estos días nos lava la cabeza.
Claro! El machito de turno no tiene ningún derecho a fiscalizar la conducta de su chica. Por supuesto que no. Pero tiene ella el derecho a elegir? Tiene verdadermente el poder de elegir a su chico entre un ramillete de aspirantes? Da por supuesto el guionista que son ellas quienes escogen? Entonces, si ellas escogen y a todo el mundo le parece natural, a qué tienen derecho ellos? Hasta ahora tenían derecho a fastidiar. Es evidente que nadie debería tenerlo. En cuanto al poder de elección, por qué a tantos parece natural que feminidad y masculinidad de distinguen por las cuotas de acceso a esa ventaja? Deberíamos preguntarnos más acerca de los imaginarios femeninos relacionados con el poder que representa estar en disposición de elegir. Ese poder tenía hasta ahora una contrapartida social e históricamente consensuada en la supuesta naturalidad del poder de control masculino. Uno es la cara y el otro, la cruz de la misma cosa ; así que no se puede ni es ético proscribir uno y ensalzar el otro a un tiempo.

Lo mismo ocurre en la tele, donde a ellos se les hace decir que ninguna mujer será inferior y a ellas, que ningún hombre será superior. Cuanto menos, el hecho es llamativo por lo contradictorio. No seria mejor trascender las jerarquías, si lo que verdaderamente se busca es la igualdad? Es cierto, pues, que se está buscando la igualdad? No nos enseña la vieja dialéctica que la síntesis transciende a tesis y antítesis? Cuántas veces tendremos que repetirnos que es imposible anular completamente una posición en beneficio de su antagonista? Quién tiene el poder de decisión en este dominio?