lunes, 21 de diciembre de 2009

De Hitler a Jackson a base de dar vueltas en el vacío

Que conste : no es lo mismo considerar una cosa digna objeto de estudio y meditación de orden filosófico que considerar digna la cosa en si y sus reglas. A modo de ejemplo : que mi amigo Peter Szendy escriba un libro magistral acerca de la significación mesiánica del fenómeno Mikel Jackson, no debería implicar, como parecía querer hacernos aceptar su editor español, que los productos publicados bajo esa etiqueta sean necesariamente recomendables. Que yo sepa, del hecho de que acerca del Holocausto y otras atrocidades hayan corrido ríos de tinta no se sigue que esas desviaciones patológicas de la actividad humana tan habituales deban repetirse ni ser consideradas como modelo. Aunque a primera instancia el influjo Jackson no vaya a matar directamente a nadie, no debe pensarse ni por un momento que no es capaz de crear estragos en los sistemas de valores de los más expuestos. A la larga, hasta quizá es peor Jackson que Hitler, porque, a pesar del enmascaramiento falaz con que el primero se viste, sus discursos comparten fondo. Basta con bucear a muy poca profundidad para darse cuenta.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Ardillas suicidas

son las 10 y media de la mañana. Entro en un bar a tomar café. La tele de plasma de tropecientas pulgadas está en marcha. Mira qué ardilla nás rara se está metiendo en ese cochLa ardilla entra en un coche. Es un dibujo animado de la más rancia tradición norteamericana. En un plano cercano, tomado desde el parabrisas del coche, ves a la ardilla instalándose cómodamente en el asiento del acompañante. El movimiento que se percibe en las ventanas muestra que el coche empieza a moverse. Será una ardilla telequinésica? No. El movimiento hacia la derecha de la cámara te muestra un maniquí articulado en el asiento del conductor. Vaya ; un robot conductor! Tampoco. La cámara sale del coche para que lo veas en una pista de pruebas lanzado a toda velocidad contra un muro en el que hay pintada una diana. No hay salvación. El coche choca y ves a la ardilla atravesando el parabrisas con los ojos cerrados. Primer plano de la diana con la ardilla ditigièndose a su centro mismo. Se estampa en él y substituye la aséptica gráfica de calibraje por un manchón de sangre. Fin. Ardillas suicidas se llama la serie de 100 atrocidades.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La pantomima de la igualdad

-Por qué te pones esa falda tan corta? Y ese escote? Hay que ver cómo le miras!

-Déjala en paz, hombre; después de todo, ella te ha escogido a tí, no?

Ese es, más o menos, el contenido de un anuncio que he escuchado este mediodía en Catalunya Radio. Imagino que forma parte de la campaña de igualdad que estos días nos lava la cabeza.
Claro! El machito de turno no tiene ningún derecho a fiscalizar la conducta de su chica. Por supuesto que no. Pero tiene ella el derecho a elegir? Tiene verdadermente el poder de elegir a su chico entre un ramillete de aspirantes? Da por supuesto el guionista que son ellas quienes escogen? Entonces, si ellas escogen y a todo el mundo le parece natural, a qué tienen derecho ellos? Hasta ahora tenían derecho a fastidiar. Es evidente que nadie debería tenerlo. En cuanto al poder de elección, por qué a tantos parece natural que feminidad y masculinidad de distinguen por las cuotas de acceso a esa ventaja? Deberíamos preguntarnos más acerca de los imaginarios femeninos relacionados con el poder que representa estar en disposición de elegir. Ese poder tenía hasta ahora una contrapartida social e históricamente consensuada en la supuesta naturalidad del poder de control masculino. Uno es la cara y el otro, la cruz de la misma cosa ; así que no se puede ni es ético proscribir uno y ensalzar el otro a un tiempo.

Lo mismo ocurre en la tele, donde a ellos se les hace decir que ninguna mujer será inferior y a ellas, que ningún hombre será superior. Cuanto menos, el hecho es llamativo por lo contradictorio. No seria mejor trascender las jerarquías, si lo que verdaderamente se busca es la igualdad? Es cierto, pues, que se está buscando la igualdad? No nos enseña la vieja dialéctica que la síntesis transciende a tesis y antítesis? Cuántas veces tendremos que repetirnos que es imposible anular completamente una posición en beneficio de su antagonista? Quién tiene el poder de decisión en este dominio?

lunes, 16 de noviembre de 2009

Música moderna

El anuncio del programa de tv3 es toda una declaración de intenciones. Unas manos suaves acarician un piano al tiempo que una voz masculina igualmente acariciadora te presenta el personaje : una lánguida señorita de cuyas ondulantes manos surge una música que suena exactamente igual a ese piano repetido hasta la saciedad y que hará 20 años puso de moda alguna película de Spielberg.

Por el aspecto de la señorita, que parece tener más en común con su tatarabuela que con su prima, por la música y por el presentador, el programa, con todos los respetos, debería llamarse Música del año Mary Castaña. Llamando moderno a lo decrépito, justifica así el presentador (o el guionista o quién sea) su culpa por no haberse sentido jamás atraído por la modernidad.

Entre políticos y periodistas nos engañan como a chinos. Pero eso es porque lo permitimos. Wolfowitz (o era Rowe?) se jactaba, en una entrevista que le hicieron en pleno punto álgido de la era Bush, de, más que deformarla, crear realidad por medio del control de los medios de comunicación. Lo que me ocupa ahora viene a ser lo mismo : no me gusta el mundo? No hay problema. Pervierto el significado de las cosas, manipulo nombres y adjetivos y modelo la realidad como me hubiera gustado que fuera. Los niños hacen así y, por lo visto, también los adultos. La cuestión, entonces, es : quién carajo le da a ese fantoche semejante poder?

martes, 10 de noviembre de 2009

Alakrana

Parece que el armador no tenía asegurada la embarcación. También, si no recuerdo mal, el Alakrana faenaba en aguas desaconsejadas, lejos de la zona de protección asegurada por el Ministerio de Defensa. Y ahora algunos familiares de los secuestrados exigen al Gobierno que actúe. Hasta han hecho correr especies no contrastadas que, sean o no ciertas, sirven para aumentar la presión. Desde luego que el Gobierno debe emplear todos los medios a su alcance para sacar del infierno a cualquiera de sus ciudadanos pero, dadas las condiciones en que el secuestro se produjo, nadie puede exigir nada al Gobierno. Una familiar pedía ayer unidad a los partidos políticos ; bien, pues ellos deberían también estar con el Gobierno y asumir que la responsabilidad del acto de aventurarse en una zona desprotegida sólo fue de quien o quienes llevaban el mando del barco. Está bien que las autoridades hagan todo, pero también, que cuando termine el episodio, se reclamen las responsabilidades. También estaría bien que los medios contaran no sólo lo que crea confusión.

lunes, 5 de octubre de 2009

Vida 12.0

Descargas el formulario de inscripción y te dispones a rellenarlo. Pero el fabuloso lector de contenidos te informa de que el archivo que acabas de descargar ya ha sido abierto y que cualquier cosa que escribas no podrá ser guardada. Bien! Exactamente como el año pasado. Así que tu comentario no sirvió de nada. Eso sí, si estoy ahora realizando la inscripción es por la brasa que me han dado por correo electrónico y por facebook, con lo que me encanta que me propongan hacerme fan de algo! Ya el año pasado me dije que no me presentaría más; tan complicado fue el proceso.

El caso es que ese mensaje, debido a la exigencia de rellenar un formulario en un formato con gráficos y logotipos, anula toda posibilidad coherente de inscribirse on-line. Te piden fotos de alta calidad y un video de calidad profesional. No se puede pensar entonces que te están pidiendo un archivo de texto, a rellenar desde un documento hiperformateado. Sin embargo ése es el único formato de almacenamiento que se te permite. El mensaje en cuestión, aparte de sugerirte que te pongas en contacto con el propietario del archivo, cosa impensable, también te tranquiliza con el comentario de que si necesitas registro de los datos ingresados, sólo tienes la alternativa de imprimirlo. Eso de salvar en formato texto lo sabes por andar dando vueltas por los menús. Así las cosas, imaginas que se trata de una cuestión de actualización del lector de contenidos. Por eso, navegas a la página de descargas y ves allí que no. Será el sistema, claro! Como ésos sólo piensan en Windows, hete aquí la cuestión. Vale. Abres pues el ordenador Windows que tienes para estos casos, descargas el archivo, lo abres y el lector de contenidos te arroja el mismo mensaje.

Si en lugar de Telefónica se tratara de una organización novel o con pocos medios lo comprendería. En este caso, no hay que olvidar que el tema del concurso es la vida artificial, la alta tecnología, pues, no se entiende que el proceso te obligue a invertir el mismo tiempo en el formulario que el que la tarde anterior invertiste en preparar el video en dos formatos y las cinco fotos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Apple va aprendiendo de Microsoft, es indudable

La batería de tu iPhone va perdiendo capacidad y al final, a pesar de que es un incordio quedarse sin teléfono durante unos días, te ves obligado a llamar a Apple para que te la cambien. No hay otra forma : tienes que mandarlo a Holanda por correo y al cabo de unos días, te devuelven el aparato reparado. Tras las mecánicas e inevitables locuciones publicitarias, al otro lado de la línea, una voz femenina malhumorada masculla algo que, a pesar de sonar a improperio debe ser un saludo. Como el cacharro aún goza de garantía, están obligados a cambiar la vieja batería por una nueva, así que la poseedora de la desagradable y malhumorada voz se ve obligada a iniciar el proceso de sustitución. Restablezca el sistema a los ajustes de fábrica, me dice, y compruebe si la batería se descarga de la misma forma que antes. Pero antes haga un backup del iPhone en su disco duro. Bien ¿y cómo lo hago? Abra iTunes y sobre el icono de su iPhone haga un click secundario y seleccione la opción copiar. ¿Click secundario? ¿Qué es eso? No puedo decírselo. Si lo desea, por 30 euros, le puedo mandar un e-mail explicándoselo, aunque también, por 96 euros tendría Ud. derecho a... Espere, señora, ¿me está Ud. pegando un sablazo? Yo llamaba para que me cambiaran la batería de mi teléfono, que aún está en garantía. Ya, pero yo no puedo explicarle lo que es un click secundario. Un momento, ¿me puede decir con qué sistema operativo cree Ud. que estoy trabajando? Pues con Windows, claro. No me lo puedo creer : llamo a Apple y su representante da por supuesto que estoy trabajando con un producto de la competencia. Ya lo entiendo, entonces : click secundario es el click que se realiza con el botón de la derecha del ratón, que en Windows se recibe el nombre de secundario. Señora, tendría que haberme preguntado Ud. primero acerca del sistema operativo donde corría iTunes ¿no le parece? Yo trabajo en un ordenador Apple y su ratón sólo tiene un botón. No existe el concepto de click secundario en el sistema operativo que estoy utilizando. Por otras veces sé que para simular el click con el segundo botón basta con apoyar la tecla de control y pulsar el botón único del ratón. Efectivamente : así lo hago sobre el icono en cuestión y surge un menú donde, entre otras opciones, se me permite solicitar la realización de una copia del iPhone en el disco duro del ordenador. ¿Por eso me querían cobrar un mínimo de 30 euros? No. Por mucho menos. Acabo de enterarme de que el backup se lleva a cabo automáticamente cuando iTunes restaura los ajustes de fábrica de tu iPhone. Lo dicho : Apple va aprendiendo los modos con los que Microsoft tiene acostumbrados a sus clientes. Malos productos y peor atención a los usuarios, a quienes, como poco, parece considerar estúpidos. Diríase que están convencidos de que de esa forma aumentan beneficios.

domingo, 30 de agosto de 2009

Música y gastronomía

Acojonante, el follón en los bares y cervecerías nocturnos de Vitoria. Seguramente por eso, a pesar del fresco y de que no acostumbra a haber servicio, se ve gente sentada en las terrazas. Digo yo que prefieren un poco de fresco al impacto directo en el tímpano de las moléculas que seguramente alcanzan el dominio de las altas energías tras ser excitadas por las membranas de los altavoces. Dicho sea de paso : los niños gipollas, justo como ése que llama la atención de sus papás con grititos histéricos en el restaurante donde ahora trato de comer, son así porque sus padres también lo son. Trataba también de llamar mi atención con una cadena de holas no menos histéricos e insoportables. Ni me he inmutado. A posta, claro! Espero que eso le llame la atención, a él y al memo de su papi, que parecía perplejo porque yo no devolvía el simpático hola a su incordiante retoño. 

Ayer tomé el café de sabor más raro de toda mi vida en un sitio cercano a la Plaza de Espańa, Café Moderno, por más señas, donde la gente berreaba igual que en los bares valencianos que visitamos con mís amigas del Laboratorio de luz, pero donde la música, en lugar de caracterizarse por aquellos graves infectos que te hacían llevar la mano a los huevos por miedo a que se te cayeran, era manifiestamente estridente y agresiva, esta vez, por el nivel desaforado en medios y agudos, como la música que me pusieron para esperar en una llamada que hice. Al principio pensé que era el iPhone dichoso. Ahora me pregunto si no tendrá la cosa que ver con los usos sonoros de la zona. Será que el rumor de fondo del Cantábrico ya va suficientemente cargado de graves.  

Hay que ver lo que chupan los cocineros de pro de los informalistas abstractos! Especialmente en los postres. Emplatar, le llaman al de cómo la vanguardia termina siendo engullida por la burguesía. Era Adorno quién abrió el tema? Tanto da, ahora, porque no sé si estoy escuchando bandas sonoras o un mejunje muzak ad hoc para restaurantes de lujo. Quién les asesorará? Un día Irene España me dijo que alguien que sabía del tema le había aconsejado poner música amorfa en el restaurante, a muy bajo nivel; que no se oyera. Y así lo hizo : compró un equipo de magnetofones y altavoces para todas las salas. Ahora estoy no-oyendo una especie de corrido. Infecto y desnaturalizado, por supuesto. Quién sería el interfecto? Lo diría convencido, desde luego. Todos los que tienen algún negocio terminan honradamente convencidos de que su producto es imprescindible para la humanidad, aunque esté más que probado que produzca cáncer, como el cigarrillo que acaba de encender ese pijo de mi izquierda. Por qué no me han advertido que esto es la sala de fumadores? De veras que estoy en el Arkupe? Se van a quedar sin propina. No tengo tiempo para discutir. Y el sonido fuerte y estridente, no produce cáncer? Será que sí, seguro.

Lo que parece claro es que la naturaleza humana evoluciona bien lentamente. Por más que la enmascares con lujo, qué mona se queda!

domingo, 23 de agosto de 2009

La música en la radio

Escoge al azar una sintonía en frecuencia Modulada en Barcelona. Tienes una probabilidad de 5/6 de que sea música. Cualquier música, claro : no puedes escoger la música que desees. Es la misma probabilidad de que no te salga la configuración deseada en una tirada de un dado. La probabilidad de que alguien esté hablando es 1/5, la misma de que te salga la configuración deseada en una tirada de un dado. No puedo asegurarlo, pero me temo que la mayoría de los programas dedicados a la música no contienen publicidad. O bien poca, como la COPE. Por qué será? Quién paga esos programas? No se sabe. Por lo tanto, cabe pensar que muchos de ellos no sean otra cosa que publicidad encubierta. En cualquier caso, está visto que esta situación no la cambia la aplicación de derechos de autor. He aquí una nueva razón para ponerlos en cuestión.

Y con la publicidad en televisión, qué pasa?

Pues eso, que como nos la quitan de las cadenas estatales el año que viene, ahora parece que se estén poniendo las botas. Es de vergüenza la cantidad de anuncios a mitad de los programas. De verdad que la mejor forma de hacernos llegar sus mensajes es embuchárnosla así? Seguro que no crea rechazo? No creo ser distinto de los demás en esto. Reconozco que en otras cosas, sí. No soporto ni informaciones ni retransmisiones deportivas y por eso, en cuanto me las colocan en la pantalla, cambio de cadena. Pero en esto de los anuncios sí me comporto como muchísimos otros : zapping salvaje hasta encontrar cualquier basura que no proponga anuncios anuncios de manera explícita. Cualquier producto que se anuncie por televisión es susceptible de generar rechazo en mi, tan harto estoy de que traten de colarme mensajes que no deseo.

Pero dicen que para las empresas siempre vale la pena anunciarse, porque lo que importa es la distribución masiva de su mensaje publicitario para aumentar la probabilidad de referencia a su producto en caso de que se necesite las funciones que cubre. Es cuestión de fuerza bruta, pues. No les resultaría quizá más rentable, a las empresas y, por sostenibilidad, al mundo, también, desarrollar métodos más sofisticados de información para distribuir los mensajes publictarios sólo entre la población que los necesite? Y si no son capaces por sí mismos, por qué no nos protegen nuestros gobiernos induciendo a actitudes más cívicas a esos comerciantes de ambición desaforada?

martes, 11 de agosto de 2009

Te das cuenta de lo que es la vida

Si para darte cuenta de lo que es la vida tiene que morirse el capitán del equipo con el que te identificas, entonces no te has enterado de nada y por más que te lo pueda parecer, nunca lo harás. El periodista que resalta esa frase en la sección de deportes de la Vanguardia tampoco se entera de nada. Si no hay nada que destacar, no se destaca nada y punto. No es obligatorio que siempre haya el tipo de noticias que se desea publicar. Noticias las hay todos los días, pero sólo se publican algunas y casi siempre son del mismo tipo. Muere Jackson y hala : a esparcir la cosa por todos los medios y durante dìas. Ni su trabajo artístico, absolutamente integrado, falto de innovación, portador y exaltador de valores competitivos, ni su más que dudosa catadura moral lo merecen. Como cuando murió el Papa, que casi nos llegan a enseñar el último estertor.

No se cuenta con el hecho de que haya gente para la que esos acontecimientos son tan tristes e importantes como la muerte de cualquier otro y hasta que quizá seamos más éstos que aquéllos para quienes tienen alguna significación especial. Con esta última muerte espectacular ha ocurrido lo mismo : durante varios días nos abruman con las muestras de cariño -o serà solo perplejidad?- de los aficionados . Y también, con los detalles de la autopsia, de la repatriación y del desconsuelo de sus admiradores, mucho menor, por cierto, que el de una madre que pierde a su hijo, como si en ello nos fuera la vida a todos. La muerte es importante, sin duda, pero lo es la de todos y cada uno; no la de los ídolos, que como tales hace ahora 120 años que se anunciara su ocaso necesario.

domingo, 9 de agosto de 2009

Qué silenciosos están los vecinos

Será que no están? No, porque la rusa de en frente, la que acostumbra a abrir la ventana de par en par para dispararme música tecno de la mala, tenía la luz encendida ayer por la noche. Creo que la cosa tiene que ver con el calor y el aplatanamiento. El hormonamen se deprime en esas condiciones y el personal pierde las ganas de expresarse. O será la crisis, que nos apacigua y nos devuelve a la realidad. Parece como si la tierra se hubiera tragado al chavalito ése que toca el bajo eléctrico desafinado y con la ventana abierta.
En el patio no se oye ni un alma estos días. Es una delicia. Tan sólo el movimiento de los alambres de extender la ropa y la voz de alguna vecina. El ventilador, que me hace pensar casi continuamente en Wittgenstein, me suministra un pedal maravilloso sobre el que van desfilando silbadas todas las melodías de mi vida y por eso me descubro pensando en el misterio de las melodías de Sherezade, que siendo tan distintas se parecen tanto. Ante tanta dicha serena, uno se pregunta, como cuando hace rato que no se oye a los niños, si no estarán tramando algo. Son tan propensos a la incontinencia!

viernes, 7 de agosto de 2009

Nuevas melodías

Qué pensar de quien hoy en día pretende crear nuevas melodías? Se trata de una persona ilusa? Pretenciosa, tal vez? Quizá le caracteriza la falta de información? Nos engaña?

En cualquier caso, resulta apabullante la cantidad de supuestos creadores de melodías caducas que pretenden pasar por compositores.

Apariencias

Por más que pueda parecer que las cosas son como las percibimos, siempre cabe la posibilidad de que sean de otra forma. Qué decir, si no, de la sensación de alivio que nos embarga cuando, días después de habérsenos dado calabazas o, mejor, ignorado dolorosamente como si uno fuera un apestado de no se sabe qué, comprendemos que, de haber sido correspondidos no teníamos ni idea de la que se nos venía encima?

lunes, 3 de agosto de 2009

Nostalgia del papel?

En un artículo de fondo publicado hoy en el Pais bajo el título de Nostalgia del papel, Bernar Freiría, tras unas cuantas consideraciones de bastante sentido común pero nada novedosas, termina escribiendo algo así como que la red es mucho más fría y aséptica que lo que necesitaría la correspondencia recogida en 84, Charing Cross Road.

Venimos a experimentar ese mismo sentimiento cuando vemos nuevos barrios despoblados tras la ejecución de algún plan de urbanismo. Luego, con el tiempo, los espacios inhabitados se pueblan y la vida los llena. Al cabo de algunos años, el bullicio del uso humano nos borra la imagen fría y aséptica que en otro tiempo nos inquietó. Comprendo el sentimiento de nostalgia del señor Freiría que, contra el espíritu general del artículo, le lleva a esa afirmación. Pero no estoy de acuerdo con ella. Muy posiblemente nunca publicaré la correspondencia sentimental que he mantenido en la red. Puede que tampoco, la que me vi obligado a sufrir por SMS durante mi última ruptura. Téngase por seguro que la pasión de amor -y la del odio, que viene a ser lo mismo- se transmite y se almacena en la red con toda la fidelidad. Que la red sea aséptica o no depende de lo poblada que esté. Los propios nostálgicos la poblarán un día y dejarán de sentirla desangelada. Para entonces, sin embargo, ya habrá aparecido algún sambenito a quién colgar la causa de nuestro propio vacío.

sábado, 1 de agosto de 2009

El sonido de Movistar

Tremendo. Como ayer deje de poder navegar con el iPhone dichoso éste, esta mañana me he decidido a llamar al 609. A saber dónde estaba el hombre de acento sureño que me atendía. Quizá en algún lugar de Latinoamérica. Tanto da. Lo que me produce perplejidad es el fondo o interferencia, a saber, que me impedía escucharle convenientemente. La voz del hombre se mezclaba a partes iguales con una música que bien pudiera estar siendo producida en el espacio desde el que se me atendía. Como el señor en cuestión no tenía ni idea de cómo ayudarme, ha tratado de ponerme en conexión con el servicio técnico. Lo ha hecho después de soltarme un rollo publicitario de un minuto que me he negado a escuchar, tanto por el hecho de la propaganda, como por la música-interferencia de fondo. Mas perplejidad aún : la música de espera está saturada. Suena de mal como pocas veces he podido escuchar. Un desastre. Cada minuto, la musiquita, pop rock del más infecto, se paraba y amanecía el hombre, con su otra musiquita de fondo, que me pedía mantenerme a la espera. Tras seis intentos, amanece una voz de acento centro peninsular, medio chava, sin musiquilla de fondo, pero filtrada a lo teléfono viejo, me suelta otra vez que me pone con el servicio técnico. La misma musiquita rock pop de medio pelo y saturada como un demonio media entre esta voz ya de una mujer joven, también centro peninsular, pero de mayor nivel cultural. Habla con el labio pegado al micrófono y, claro, la saturación me impide comprender sus mensajes. Le explico que se le escucha como si hablara con el culo, probablemente porque debería usar el micrófono de otra manera. Caso omiso. A la misma distancia del micro ahora habla igual de fuerte y saturado, pero más despacio, como si yo fuera sordo. Tiene gracia, porque la sorda parece más bien ella. Por la separación de las palabras, puedo imaginarme lo que me cuenta, a pesar de estar terriblemente deformado. Pongo en práctica las dos estrategias que me recomienda y con la segunda obtengo el resultado esperado. Han pasado 25 minutos durante los cuales he llegado a la conclusión de que Movistar no debe ser una empresa audiovisual. Quizá sea un parque de atracciones y sus empleados, los presentadores de tómbola ésos que se hacen amplificar su voz con esos equipos de sonido con los que parece que sean robots de hojalata. No pasa nada : escucho al Cigala ese en la tele, en un reportaje de su actuación en Peralada, y también suena a pote. Qué más da! A quién le importa si para nadie el arte está en el sonido?

jueves, 18 de junio de 2009

Estan sordos estos romanos!

Estan sordos estos romanos! O quizá tendrá en ellos el dolor de oído alguna función estética?

Es cuestión económica, desde luego, pero si los interesados no hacemos nada por que alquilen mejores equipos en las salas dpnde vamos a tocar, continuaremos contribuyendo en la diseminación de la sordera.

viernes, 12 de junio de 2009

De lo que debería ser ya asumido por todo el mundo

Descorazonador es que a estas alturas nos veamos obligados a andar explicando ciertas cosas que hace décadas deberian haber quedado definitivamente claras para todo el mundo. Por ejemplo, da calor ya estar aún gastando saliva (y tinta, y arboles!) en distinguir la recuperación de la memoria historica y el derecho de reparación del a estas alturas tan fantasmagórico como inexistente deseo de revancha de los descendientes de las víctimas. La verdad no se absorbe ni se diluye. Para los humanos es una especie de película que cubre todas las realidades. Inútil es tratar de enquistarla y su aflorar, doloroso.

El mundo a través de los medios de comunicación

Parecería que el mundo en que vivimos es plural y que una cantidad ingente de eventos de interés general habría de ser generada en su seno. Es curioso que la coincidencia en los contenidos de los medios de comunicacion no de cuenta de esa supuesta diversidad. Si el conjunto de los acontecimientos relevantes del mundo fuera tan restringido, sería mucho más fácil de simular computacionalmente de lo que a casi todo el mundo nos parece.

Serán verdaeramente tan ingenuos?

Y no se les ocurre a los del PSOE que los del PP podrían terminar ilegalizandolos a ellos también? Al PNV ya le acontenció hace unos años que sus quasicoreligionarios derechistas lo expulsaron de la hermandad de la democracia cristiana europea.

domingo, 3 de mayo de 2009

Perplejidad y contenidos en los medios de comunicación

Los artículos de los periódicos me ponen medio perplejo. Hoy había uno en el País de un señor, Agustín Fernández Mallo, que, en pleno debate sobre la reducción de la publicidad en televisión, defendía la clásica argumentación de que la publicidad es fantástica, que recoge lo mejor de la creación contemporánea. Daba cantidad de referencias para justificarse. Pero el problema no está en lo buena o lo mala que sea formalmente la publicidad. La cuestión está en que por muy buena que sea, te la hacen tragar a mitad de un programa que alguien corta sin mirar dónde y en que, quizá peor, te la repiten hasta la saciedad. Una cosa buena repetida varias veces deja de ser buena porque harta. Lo grave de la publicidad es que es un hartazgo. Lo peor, que supone un ataque a la libertad. Más allá de la excelencia del arte de expresar una idea en 20 segundos, conviene poner de manifiesto el hecho de que la probabilidad de que abras la tele y te encuentres un anuncio raya en lo vergonzoso. Si tan buena es, que la incluyan en la programación, sin cortar programas y que se haga público cuándo vaya a salir. A ver a qué niveles llega la audiencia en esos espacios de programación. Y al hilo de la argumentación de las consideraciones acerca de los mejores cocineros del mundo, ¿cómo no va a estar lo mejorcito de la creación en la publicidad si es un terreno donde se invierte lo que se invierte? Si se invirtiera más en otros productos menos interesados, quizá también fueran mejores, ¿no? El problema general no es la calidad de los productos sino qué productos son los que merecen inversión de energía y cuáles no.

martes, 21 de abril de 2009

4 cocineros españoles entre los 10 mejores del mundo

La vanguardia publica en su primera página la noticia. Muy bien. Si así lo hacen, será porque se sienten ufanos de ello ; seguramente, coinciden con gran parte del país. ¿Y cómo es que tenemos cuatro cocineros entre los diez más apreciados? Pues porque hemos invertido en cocina. ¿Será que las ayudas de la comunidad europea se invirtieron en comidas de alto copete?

No puedo asegurarlo. No hay pruebas, pero lo que sí está claro es que si se hubieran invertido en ciencia, arte y humanidades, ahora podríamos publicar en todos los media del mundo entero que estamos entre los primeros de todo eso.

¿Será que muy pocos nos sentiríamos orgullosos de ello?

viernes, 3 de abril de 2009

Ciencia y cultura en el VI Campus Euroamericano. Buenos Aires. Marzo 2009

El Dr. Eudald Carbonell, que en su disertación insistió en la exponencialidad convergente del crecimiento de la población y del poder intelectual de la especie humana, así como en la fiabilidad de los logaritmos aplicados a los datos obtenidos por los científicos, concluyó defendiendo que el principio de autoridad y la jerarquía habían cumplido ya su función evolutiva y que ya no eran necesarias. Abundó en ello al afirmar que la falta de líderes carismáticos como los de antes era un signo que debía ser interpretado positivamente.

Ante estas consideraciones no tendría yo nada que objetar, si no fuera que, a pesar de su incontestable sensatez, la participación en el VI Campus Euroamericano de los profesores Cereijido, Wagensberg, Carbonell y otros invitados estuvo teñida de matices jerárquicos.

Por otra parte, qué pensar, si a pesar de coincidir con el Dr. Wagensberg en algo tan cargado de sentido común como que la pretensión de autorregulabilidad del mercado no puede ser más que, en el mejor de los casos, una muestra de inmadurez, Carbonell terminó abogando por un paradigma cultural donde la racionalidad que caracteriza el pensamiento científico debe ser el factor mutante que ha caracterizar la evolución ulterior de la cultura y con ella, de la especie. Según esa línea de pensamiento, la cultura humana debería asumir la idea de que la responsabilidad de la toma de decisiones es materia científica, ya que, según apostilló Wagensberg en el coloquio, la ciencia es la parte del conocimiento humano menos sometida a los avatares de la ideología. Qué pensar de todo ello, si la convergencia de las funciones exponenciales sólo se da cuando la variable decrece, al contrario del caso considerado por Carbonell y los logaritmos a los que se refería, creo yo, eran, más bien, por el contexto, en sentido laxo, algoritmos, procedimientos de tratamiento de datos.

Con el anumerismo manifiesto en el interior del propio discurso como contexto, aunque sin pretender menoscabar el valor del trabajo incontestable del gran personaje científico que es Carbonell, me cuestiono profundamente acerca de la validez de cualesquiera argumentaciones marcadas por la fascinación casi mágica por el arcano poder de los números. Los números sin pasión tienen el mismo valor que la pasión sin números.

lunes, 16 de marzo de 2009

Fumar o no fumar


Me siento en la terraza de un bar no sólo porque hace buen tiempo. En el interior se permite fumar. Pero, claro, afuera, también. Por eso no me extraña sentir el aroma del tabaco quemado por la señora de la mesa de al lado, que enciende un cigarrillo tras otro, en esta hora de mañana de domingo que he escogido para mi contacto semanal con la prensa medioambientalmente irrespetuosa. No me extraña, pero me molesta, porque la brisa lo introduce directamente en mi nariz, por más que yo no quiera aspirarlo. Estoy obligado a respirar todos los compuestos, aromáticos y cancerígenos, unos, inodoros y peligrosamente adictivos, otros, que la señora en cuestión introduce voluntariamente -y, presumo, por probabilidad, con profundo desconocimiento- en sus pulmones, para tapizar con alquitranes bien adherentes su tejido alveolar, aquel lugar hipervascularizado donde la sangre toma del aire entrante el oxígeno para llevarlo a las células de todo el cuerpo. Más tarde, mejor, casi inmediatamente, lo utilizarán para almacenar la energía que necesita cualquier cosa que se pueda pensar que nuestros cuerpos hacen. Eso es respirar. El caso es que yo, exfumador, toxicómano, como todos aquéllos -muchos, somos- con dependencia al tabaco, me veo obligado a dejar mi soleada mesa si no quiero aspirar la mezcla, entre otras cosas peores, resucitadora de dependencia. Si los alcohólicos que deciden dejar de beber no pueden tomar cerveza sin alcohol, bajo riesgo de caer nuevamente en las garras de su dependencia, los exfumadores también corremos riesgo de caer en las de la nuestra si inhalamos humo de la combustión de tabaco. Pero, ¿qué mal puede haber en ello, si la preocupación de las autoridades por la salud de los pulmones -y de paso, del corazón y de todo el resto del cuerpo- de quienes no fumamos, dependientes o no, parece nula? Diríase que a ellas los riesgos de nuestra salud ni les molestan ni les extrañan. Desengañémonos : sólo están interesados en suscribir la extrema permisividad al tabaco de nuestras autoridades hispanas quienes sufren dependencia y no la combaten. Son los aliados incondicionales de las empresas tabacaleras. Los demás, tanto quienes lo hemos dejado tras arduas luchas con nosotros mismos, como quienes tienen la grandísima suerte de no haber necesitado nunca el tránsito mortal de ese gas por sus pulmones, somos invlunerables a la prohibición de fumar. No nos afecta. Así es como, en virtud de la salvaguardia de la libertad de quienes sienten esa tan irracional y tan humana necesidad destructora, para con ellos mismos y para con todo su entorno, nos convertimos en objeto de su dictadura.

sábado, 28 de febrero de 2009

Las ayudas a la cultura


Si no lo he manifestado antes, debería haberlo hecho. La cultura, la de investigación, al menos, debe ser apoyada a fondo perdido, como la investigación científica. Integramente. Es un asunto de estado. Por varias razones. La mas superficial es que las subvenciones a cualquier otra cosa que no sea cultura se consideran fundamentales para el desarrollo. Existen en todos los ámbitos y son sensiblemente superiores a las que se otorgan a cultura. Sirven, se dediquen o no a la investigación, para que los ámbitos donde se aplican florezcan, ya que sin ayuda económica, permanecerían para siempre en la misma situación. Y eso, todo el mundo lo sabe, equivale a involucionar, especialmente, en el contexto de un sistema que, por definición, incentiva el crecimiento. Si la industria recibe enormes cantidades de dinero, si los bancos son apoyados directamente por el estado, si la agricultura ha recibido ingentes cantidades de dinero por dejar de cultivar, ¿por qué no dar soporte amplio a las producciones culturales? ¿No está suficientemente probado que las ayudas oficiales han sido fundamentales para que el deporte español se halle en la primera línea mundial, tal como le corresponde al desarrollo económico de nuestro país? Si ocurre con el deporte, ¿por qué no esperar lo mismo en la cultura?. Desde el punto de vista de la lógica tradicional de la productividad, en términos de crecimiento económico o, incluso, del interés general, cada vez más frecuentemente considerado valor intrínseco, a veces, hasta de intercambio, como la cultura de investigación no es de interés económico ni del público, entonces, la inversión de energías en ella no es eficaz. No vale la pena tenerla en cuenta entre los intereses prioritarios, de manera que cualquier ayuda económica destinada a ella es sospechosa. La sospecha debe naturalmente asociarse a la culpa y la adjudicación de subvenciones a la cultura no deja de ser sospechosa de mal empleo de recursos. Ahí esta la culpa y de ella procede, creo yo, la inexplicable retención manifiesta en las ayudas a la cultura, que, a pesar de ser las más insignificantes, son las más cuestionadas, especialmente en tiempos de crisis, precisamente, cuando la predisposición a la culpa se agranda y parece justificar las irracionalidades más patentes y perversas.

Ganarás el pan con el sudor de tu frente, dice la tradición. Mantiene, además, que todo el mundo suda, menos quienes se dedican a la cultura. Ellos gozan, en cambio, y eso jamás debe ser premiado. Al contrario : planea aún sobre nuestras cabezas la idea de que debería ser castigado. Quienes trabajan en cosas serias y productivas o muy aceptadas por la mayoría, no gozan, sufren, y ello les dignifica. Deben, pues, ser premiados. Así es la formulación completa de ese supuesto, morador distinguido del imaginario de las sociedades opulentas. Y, claro, ¿cómo justificar la adjudicación de ayudas -procedentes del esfuerzo de quienes sufren- al goce de un atajo de vagos? Cuentan que en tiempos de la última guerra europea, en los controles populares, los callos en las manos tenían valor de salvoconducto. La ausencia de ellos, motivo de retención y todo lo que ella podía implicar. No hemos superado ese sentimiento. Ahora, quienes gozan con su actividad laboral pagan el alto precio de disponer de menos medios que los demás.

¿No está aún claro para todo el mundo que la investigación en la generación de productos culturales es de utilidad para el desarrollo de las sociedades que la promueven? ¿No es útil el conjunto de los productos de investigación cultural para el afianzamiento del prestigio internacional de esas sociedades? Si tan baratos son, en comparación con los procedentes de otros ámbitos, ¿por qué correr el riesgo de dejarlos morir de inanición? Pero, ¿es ello considerado como riesgo o como objetivo?

Las cosas se valoran tanto más interesantes, cuanto mayor es la cantidad de gente interesada en ellas. El auge del nacionalsocialismo tuvo refrendo popular. Deberíamos disponer de mecanismos de control de esa tendencia a dar por buenas las cosas sólo por el hecho de ser preferidas por la mayoría. La perfusión amplia de los productos culturales, de investigación o no, contribuye en el desarrollo del espíritu crítico y de la independencia de pensamiento, quizá los únicos antídotos eficaces contra las patologías sociales fruto de la realimentación de procesos metabólicos de la información en los sistemas masivos de comunicación. Una sociedad opulenta consciente de ello debería considerar el soporte pleno a la totalidad de los productos culturales.

martes, 17 de febrero de 2009

Los tiempos cambian! Cambian?

Los tiempos cambian. Ahora, cuando voy en metro, aprovecho para recoger el correo de la mañana, escribo mis sms imprescindibles y, si hace falta, hago llanadas urgentes. Si queda tiempo, escribo mis impresiones del momento, como ésta. Y el periódico? Bueno, también podría leerlo en el móvil, pero prefiero hacerlo en el ordenador del despacho. La pantalla es mas grande. En cualquier caso, se acabó el matar árboles! Antes... Bueno, quién recuerda cómo lo hacíamos antes?

martes, 10 de febrero de 2009

Sobre la publicidad encartada en los periódicos


Compras el periódico en el quiosco porque haces un trayecto de metro largo. De esa forma aprovechas el tiempo, ya que luego, cuando al llegar al despacho te sientas al ordenador, deberías hacer otras cosas. Así que, al entrar en el vagón, medio sofocado, si tienes suerte, te sientas. Vas siempre cargado con algo, así que, si no fuera porque te interesa verdaderamente saber qué pasó mientras dormías, el periódico, de dimensiones algo incómodas, sería un engorro. A pesar del incordio, haces un esfuerzo por abrirlo y das inicio a la lectura. Las noticias, de por sí, ya no son demasiado buenas, porque la prensa tiende a contar más los desastres que las cosas positivas. En realidad, no sé por qué tengo ganas de entrentarme a ese mar de horrores cada mañana. Por otra parte, los artículos de fondo acostumbran a tratar temas demasiado mundanos para mi, generalmente relacionados con la política, que parece que encandila al respetable, pero cuando tocan mi especialidad, la música, me da la impresión de que el articulista no tiene ni idea de lo que habla. Salvo honrosas y escasísimas excepciones, sea cual sea el tema, música o cuaquier otra cosa, piensas que cualquiera podía haber escrito aquello. Pero en fin, haces el esfuerzo de la lectura para estar al día de lo que pasa a la gente, de lo que piensa, de cómo es. De como somos, en fin. Es un acto de disciplina que hago muy a gusto. En principio. El problema se manifiesta cuando del interior del periódico surge un folleto de propaganda que no te interesa nada, pero que estás obligado a mantener contigo, porque no vas a dejarlo tirado por ahi, en algún asiento o, peor, por el suelo. No te queda más remedio que quedártelo con la esperanza de que al salir del coche se te aparezca una bentita papelera donde echarlo. Pero no. No hay muchas papeleras en el metro ; además, si vas leyendo, no las ves. Por eso, continuas el trayecto con el papelucho colgando, no sin dejar de sentir el incordio que te impide leer tranquilamente ni de pensar en lo que le acostumbraría a pasar por la cabeza al genio que ideó la campaña publicitaria en cuestión. Por fin sales a la calle. Hace viento. Ves la papelera un poco lejos, pero modificas tu ruta para deshacerte del muerto en cuestión, pero, a medio camino, como en una mano sostienes el periódico mal doblado, en la otra, el papelucho, y llevas colgando una cartera con un ordenador o cualquier otro cacharro, una ráfaga te libera de la pesadez, pero, al mismo tiempo, te vuelve el periódico del revés y estás en un tris de ensuciar el pavimento urbano con las malas noticias que lleva dentro. Quien quiera que sea la lumbrera o grupo de lumbreras que tomara la decisión de encartar el dichoso papelucho en las páginas centrales del diario, puede estar seguro de que, en mi, ha causado el efecto contrario del que buscaba. De paso, me lo pensaré muy mucho la próxima vez que se me ocurra invertir un euro y pico en la compra de un producto cuya generación requiere la muerte de esos seres vivos, los árboles, que cuando están vivos, tanto hacen por que continuemos respirando. ¿Saben ustedes, en realidad, por qué compro el periódico? Se lo diré. Por los chistes. Son lo mejor. De lejos.

domingo, 8 de febrero de 2009

El Consell de la cultura i les arts y la música

Tras las extremadamente tibias consideraciones que algunas entidades musicales formularon acerca de la falta de representatividad de la música en la composición del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts, que yo sepa, no ha habido respuesta oficial. Es lógico, dado el pusilánime mensaje que al respecto hizo circular la vicepresidencia de la Unió de Músics : no liarla, no fuera a pensarse que los músicos se posicionaban en contra de otros gremios. Tampoco he podido leer ni escuchar ninguna pregunta directa acerca de esta cuestión que haya sido planteada al flamante director de esa nueva institución, el Sr. Xavier Bru de Sala. La cultura catalana desprecia el sonido. Su inconsciente no considera la música ni cultura ni arte. Prefiere pensarla, cual baño de espuma, como masaje para los oídos. Con el beneplácito de los músicos, eso es aquí la música.

Desde luego que me parece un despropósito de grandes dimensiones, pero no mayor que tantos otros que planean a la merced de las corrientes de la política de la cultura en nuestra pobre y desgraciada patria. Es cierto : no hay nadie con solvencia musical en la lista de integrantes, que, según los media, incluye un filósofo, un arquitecto y diseñador, un escritor, un traductor, una galerista, un abogado, una actriz, una crítica de arte, una cineasta y un intelectual -vaya Ud. a saber, por cierto, qué significado tiene esa palabra en nuestros días. No discuto la excelencia de la labor de estas personas en sus distintos terrenos, pero ¿ha visto alguien a alguno de ellos en un concierto de música experimental? Tampoco hay científicos en ese Consell que también es de la Cultura. Por suerte, y a pesar de que se ha pretendido hasta la tetania que también hacen cultura, no hay deportistas ni entrenadores de fútbol ni cocineros. De estar estos últimos representados, ello hubiera resultado particularmente doloroso, porque, como es sabido, la última Dokumenta de Kassel proponía, como magna metedura de pata, permítaseme, la participación estelar española de un representante insigne de ese gremio. Dadas la fascinación por lo anglosajón que asola estas tierras, hasta resulta sorprendente que los responsables no pensaran en ello. ¿O sí pensaron? No se sabe demasiado como fue el proceso. La Plataforma de la Cultura para la formación del Consell Nacional de la Cultura y de les Arts no hizo grandes esfuerzos por informar a los actores culturales de a pie acerca de los criterios con los que se iba a sugerir nombres a las instancias políticas.

En una entrevista que he podido ver en Vila Web, dice el Sr. Bru de Sala que uno de los objetivos del Consell es que la cultura se independice de la política. Muy buen propósito, desde luego, pero ¿quién puede creer eso, si la medida proviene de la propia política y sin ninguna movilización civil verdaderamente amplia? Se ha dicho que la composición del Consell no debe atender a cuotas por sectores o disciplinas artísticas. Y entonces, ¿qué es lo que hace, si resulta que, como es ya habitual, una vez más, la música, la ciencia y otras disciplinas quedan al margen de toda consideración cultural seria? En los diez meses próximos, el Consell deberá emplearse a fondo en demostrar que el modelo anglosajón de vertebración del mundo de la cultura también funciona al calorcillo del Mediterráneo. De momento, con la nada fácil explicable ausencia de las voces musical y científica, parecería que el meme de los reinos de taifas continúa entre nosotros y ejerce su perniciosa influencia.

domingo, 1 de febrero de 2009

Música

Sentir, oír, escuchar, pensar, vivir

Todo lo que se percibe se hace consciente y, en algún momento, se piensa, se imagina, se considera, se discurre, se reflexiona, se examina, se intenta. Se hace objeto de uno.

Todo eso es posible con la música.

La música también se vive, se siente, se experimenta, permanece en la memoria, en la voluntad o en la consideración y asiste particularmente si así se emplea con sus inspiraciones. Se hace uno sujeto de ella.

La música se oye y, si se está atento a ella, se escucha.

lunes, 12 de enero de 2009

Decir lo que sea, aunque sea una burrada. Mientras paguen ...


En el artículo de El Pais - el URL es
http://www.elpais.com/articulo/educacion/Pizarra/cuaderno/consola/elpepuedu/20090112elpepiedu_2/Tes -, el autor, cuyo nombre no me voy a molestar en buscar, tras explicar que Pilar Lacasa, catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Alcalá de Henares y directora del grupo de investigación Imágenes, Palabras e Ideas (GIPI), utiliza un videojuego de Lara Croft en sus experiencias pedagógicas, pone en boca de la docente la justificación siguiente :

"Los alumnos, apoyados siempre por sus maestros, se enfrentan a situaciones violentas que se van a encontrar en su vida. Comprobamos que se producían debates sobre educación en valores, que había una reflexión crítica"

Y en caracteres destacados, puede leerse : "En la vida también hay violencia y hay que reflexionar sobre ella, dice una experta"

Debo tener mucha suerte, porque en la vida me he visto obligado a enfrentarme a una feroz estatua, animada y policlónica, del tamaño de un edificio de 10 plantas. Mis enfrentamientos violentos son más mentales. La única razón por la que puedo entender que alquien diga una cosa así es que le paguen. Hace demasiado tiempo que oigo decir a profesionales cosas como que la violencia de los medios de comunicación no tiene ningún efecto en la conducta violenta de los jóvenes. ¿Piensan de verdad que son falsas esas noticias que nos dan acerca del incremento en el acoso escolar y de esos episodios cada vez más violentos protagonizados por jóvenes? No me digan que no encuentran correlación estadística, por favor. Búsquenla. Seguro que la encuentran.

Y dicho sea de paso, tampoco puedo entener al periodista en clave ingenua, la verdad, porque si lo es, entonces, que lo retiren.

viernes, 2 de enero de 2009

Para qué demonios sirve el cartelito ése de la Generalitat?


Pues eso : ¿para qué demonios sirve el cartelito ése de la Generalitat, mal impreso en papel de 70 gramos, que se pone en las puertas de los bares para indicar que en el interior se puede fumar, si casi no hay ningún bar (a menos de 200 metros a la redonda de mi casa, ninguno) donde esté prohibido?

Vergüenza le debería dar al (o la o los o las) que confeccionaron la ley antitabaco!

En ningún lugar de Europa ha habido revolución alguna ni algarabía ni nada mínimamente organizado para protestar por las restricciones totales en sitios públicos a esa práctica, a la que ninguna autoridad española ha tenido la valentía de calificar de lacra social.

Vivimos en un país demasiado permisivo con algunos colectivos, entre ellos, los propietarios de bares y otros lugares privados de ocio. A la vista de la poca protección publica que contra las emisiones químicas y sonoras se requiere de esa gente, parecería que fuera la salud de las personas el capital con el que debieran ser finaciados sus beneficios. Las autoridades habrían de comprender que es más importante la salud pública que los beneficios de los empresarios.

Primero, sanos ; luego ya produciremos lo que haga falta.

El paisaje sonoro y la evolución de las perspectivas de escucha

Más allá de la idea que el diccionario recoge y que define el paisaje como dibujo o grabado que representan un lugar natural o urbano, el paisaje sonoro es, para mi, un concepto desprovisto de significado estético. Se trata de un término técnico que da nombre a la totalidad de la experiencia sonora de los animales con sentido del oído. Tampoco me es demasiado útil la primera acepción que de paisaje se acostumbra a dar, en esencia una vista de un paraje natural, porque, tanto en el dominio del sonido como en el de lo que no lo es, no atribuyo ninguna importancia a la distinción entre naturalidad y artificialidad. El paisaje sonoro no necesariamente ha de ser natural o artificial. Es evidente, por ejemplo, que, en una ciudad, el origen de los objetos que componen el paisaje sonoro, es decir el conjunto de las señales sonoras, es mayoritariamente de procedencia humana. Si la distinción entre naturalidad y artificialidad no tiene sentido en lo que respecta a mi idea de paisaje sonoro, tampoco me sirve, porque no es coherente con un propuesta de creación artística que considere iguales todos los sonidos que forman parte de la experiencia acústica de los humanos. La segunda acepción de paisaje, la geográfica, que lo presenta como porción de espacio caracterizada por un tipo de combinación dinámica de elementos geográficos diferenciados, tiene muchos puntos de contacto con la idea de Paulina Oliveros, que ve el paisaje sonoro como "hecho de todas las formas de onda, transmitidas de manera fiel al córtex auditivo por medio del oído y sus mecanismos". Si bien esta última es una forma de pensar más cercana a la mía, difiero en el acento sobre el mundo físico y, también, en la idea de que la experiencia sonora acaba en el córtex auditivo. Es posible llegar mucho más lejos a partir de la primera acepción que de sonido da el diccionario, que lo presenta como la "sensación que perciben los órganos auditivos de los animales, debida al movimiento perturbador de la presión y la densidad del medio material que nos rodea, provocado por una vibración que se propaga en forma de onda sonora". En sintonía total con este punto de vista, interpreto el paisaje sonoro en términos de objeto sonoro de alta complejidad, compuesto de objetos sonoros más simples. El paisaje sonoro, sin embargo, es un caso particular, ya que se trata del único objeto sonoro que comienza y termina en los mismos instantes en que lo hace la consciencia.

La denominación de paisaje sonoro ha tenido mucha suerte y por eso ha alcanzado dominios del pensamiento bastante alejados. Por el contrario, el concepto de objeto sonoro, introducido por Pierre Schaeffer en el contexto de la música experimental y teóricamente sustentado en la fenomenología de los años cincuenta, ha permanecido en una sombra no muy explicable, sobretodo, si se compara con la gran difusión del otro. Ambos han sido empleados de maneras bien diversas y, a menudo, contradictorias. El de objeto sonoro es imprescindible para la comprensión del paisaje sonoro, porque desde la perspectiva humana, que no goza de mas información que la que llega a la consciencia a través de los sentidos, no podemos hablar de sonidos en una realidad totalmente externa. Los objetos, en la fenomenología clásica, provienen de un mondo donde la intervención es posible, pero forman parte de la consciencia perceptiva : un objeto es cualquier punto de aplicación en el mundo de una actividad cualquiera de la consciencia o, como diría Husserl, "el polo de identidad inmanente a las vivencias particulares que, sin embargo, transciende en la identidad que los sobrepasa". Un objeto sonoro puede ser observado desde perspectivas diferentes, igual que las imágenes visuales. En concreto, y en virtud de las ya viejas tecnologías audiovisuales, que nos permiten desde hace ya mucho tiempo su percepción atemporal, como la de las imágenes visuales, cualquier señal sonora puede ser leída a velocidades diversas y también, transformada hasta convertirse en el referente de un objeto sonoro totalmente distinto. Un objeto sonoro cualquiera es una percepción que resulta de la exposición del oído a un estado de vibración del aire cuyas las variables físicas toman valores dentro de un conjunto de posibilidades. Es evidente que las señales sonoras generan sensaciones, pero el número de estas variables físicas es mucho menor que el de la totalidad de las clases de sensación que la consciencia experimenta en el tiempo de escucha. Una señal sonora se caracteriza por la forma en que la energía se distribuye en el espectro a lo largo de la duración de la señal, el espacio temporal que ocupa. Eso se muestra en las figuras 1 y 2, que representan el comportamiento temporal de la energía en función de la frecuencia para las señales sonoras correspondientes a los paisajes sonoros de un bar y al de un curso de agua, respectivamente. De este tipo gráfico, es fácil extraer la conclusión de que los armónicos puntuales y bien definidos de los que hablan algunas interpretaciones de la vieja teoría occidental del sonido no tienen mucha más entidad que la de una abstracción que, a la luz de los nuevos datos, ha dejado de ser afortunada. Contra lo que aún pretenden esas perspectivas idealistas, en realidad, la gran mayoría de las señales sonoras no presentan estructura armónica. La energía se concentra en algunos puntos del espectro. Son picos que no necesariamente se distribuyen en puntos de frecuencia relacionados de manera armónica. En las otras zonas, la energía nunca baja hasta cero y es más alta a medida que los puntos se acercan a los picos. Eso significa que las señales sonoras contienen lo que en física se denomina ruido. Algunos espectros de señales sonoras se acercan más al ruido blanco que otros, per todos contienen zonas muy cercanas a alguna clase de ruido. Las señales sonoras no son objetos ideales compuestos de elementos lineales bien definidos. La mejor aproximación a su descripción la proporciona el concepto de objeto fractal, que fue introducido por Benoit Mandelbrot en la misma época en la que la idea de paisaje sonoro emergía del contexto del World Soundscape Project.



Figura1. Distribución de energía en función de la frecuencia y del tiempo para una señal sonora correspondiente al pasiaje sonoro de un bar. Imagen generada por el autor con un vocoder de fase escrito en MaxMSP-Jitter



Figura2. Distribución de energía en función de la frecuencia y del tiempo para una señal sonora correspondiente a un curso de agua. Imagen generada por el autor con un vocoder de fase escrito en MaxMSP-Jitter

Tanto si la proporción de ruido en el espectro correspondiente a un paisaje sonoro es alta como si es baja, la percepción destaca formas. Por eso, desde el punto de vista que considera el paisaje sonoro un objeto, en una señal sonora sería irrelevante la discusión acerca de qué es fondo y qué, forma. Al margen de la discusión teórico-física acerca de si allá afuera o bien no hay dimensiones o quizá haya muchas más de las que percibimos, la imagen, sea olfativa, visual, sonora, háptica, gustativa o propioceptiva, tiene su propia dinámica y no es únicamente dependiente de las informaciones externas de las que emerge. Las formas no son otra cosa que identificaciones conscientes de continuidad en los valores de las variables perceptivas, que, es necesario subrayar aquí, son polidimensionales y se manifiestan a la consciencia tras un complejo proceso que las diferencia profundamente de su correlato externo. La consciencia separa los sonidos en un número enorme de categorías. Por ejemplo, la tipología de Schaeffer identifica un buen puñado. La factura del sonido puede ser imprevisible, nula, cerrada, impulsiva. La masa puede caracterizarse por poseer altura pura, ser equilibrada, fija, poco variable, muy variable. El aspecto temporal distingue entre micro-objetos, objetos formados y macro-objetos. Además, estas características pueden ser atribuidas a objetos demasiado originales, originales, poco originales y objetos equilibrados. La tipología de Shaeffer da lugar a una combinatoria bien compleja por su polidimensionalidad, pero hay otras. Cualquiera de ellas puede ser muy útil en la identificación de los elementos discretos del paisaje sonoro y del análisis de sus relaciones y funciones. Quien desee extraer información consistente y no trivial del paisaje sonoro ha de dejar atrás las clasificaciones referenciales o metafóricas y adentrarse en el mundo de la identificación formal de los objetos sonoros, a fin de profundizar en el dominio casi virgen de la creación de tipologías formales del paisaje sonoro. Esto implica un duro trabajo personal de escucha que los investigadores deberían aceptar a un tiempo como reto y como compromiso.

La introspectiva es, por ahora -algún día llegarán las formalizaciones algorítmicas-, la única vía por la que el paisaje sonoro de un lugar es distinguible del de otro. Las marcas sonoras, soundmarks, tal como las describiera Ray Murray Shaffer en paralelismo con el concepto geográfico de marca, landmark, son formas sonoras que la consciencia vincula a los lugares y, por tanto, los identifican. Los especialistas del paisaje sonoro saben que el reconocimiento de los lugares es posible en virtud de este proceso de identificación de las formas de las marcas acústicas y sobretodo, por la sintaxis que se manifiesta en sus relaciones espacio-temporales. Las personas con discapacidades visuales graves reconocen perfectamente los lugares, tanto por sus marcas sonoras, como por la propiedades acústicas, por ejemplo, la forma en la que el sonido se refleja en los límites de los espacios. Si bien los paisajes sonoros ponen especialmente de manifiesto las propiedades reflexivas de los espacios, y con ello queda reforzada la sensación de tridimensionalidad -que no de espacio euclídeo, porque no es el único de tres dimensiones-, como hemos visto, el análisis de los objetos sonoros aislados que lo integran da paso a una experiencia de una dimensionalidad de orden superior y, quizá, de naturaleza fractal. La sensación de altura, mayormente condicionada por la frecuencia más relevante del espectro, pero no sólo, no es la única dimensión evaluable de un objeto sonoro. Que sea una de las que la consciencia humana identifica más fácilmente y que haya sido la base de la teoría musical de Occidente, no ha de ser óbice para pensar que las marcas sonoras hayan de caracterizarse exclusivamente por la altura. El pensamiento musical tradicional se apoya con muy poca naturalidad en lo que, en un abuso de lenguaje flagrante, llama frecuencia cuando debería emplear altura, porque las notas a las que se refiere no son estímulos, sino posiciones en un pentagrama o sensaciones que no tienen frecuencia, sino que, como mucho responden a una frecuencia de vibración de la presión ambiental y que se experimentan cuando se hace sonar un instrumento musical de una forma particular para cada una de ellas. Como la información que puede obtenerse del análisis de los espectros de las señales sonoras es muy rica, los estudios actuales acerca del paisaje sonoro, más que buscar transformaciones unidimensionales, como la frecuencia, tienden a estudiar la distribución espectral de las señales en el tiempo, una característica compleja que pone de manifiesto la vertiente evolutiva del paisaje sonoro, porque los emisores de señales sonoras, en su evolución, han acoplado el espectro de sus producciones al espectro sonoro del medio donde ha tenido lugar su desarrollo. Es evidente que la eficacia en la transmisión de señales de un cierto tipo depende de la ausencia de superposiciones espectrales que las podrían enmascarar. Los espectros de las señales responsables de los integrantes de un paisaje sonoro equilibrado tienden a ocupar lugares lugares vacíos. No se superponen. Por el contrario, los espectros correspondientes a paisajes sonoros deteriorados se caracterizan por la superposición, en el tiempo y en el espacio de frecuencias, de los espectros de las señales correspondientes a sus integrantes. De la misma manera que las otras, las experiencia sonora no siempre tiene lugar con el mismo nivel de consciencia. Pero los objetos sonoros gozan de una relación con el inconsciente que presumo bien especial, tal vez más directa que la que con esta estructura de la personalidad las imágenes visuales establecen. Por ejemplo, los objetos sonoros tienen la capacidad de desvelar fácilmente la consciencia cuando dormimos. El oído ha informado de la presencia de depredadores y otros peligros cuando la actividad consciente no tenía lugar a pleno rendimiento o cuando se centraba en un objeto particular. Llamo escucha ausente a esta última modalidad de escucha, que se caracteriza por una alta vulnerabilidad emocional a los sonidos y a los mensajes que vehiculan. Es un estado bastante habitual en los humanos que, por el uso convencional cada vez más extendido de las tecnologías audiovisuales, tendemos a adoptar con frecuencia creciente. Configuramos el paisaje sonoro de nuestra experiencia cotidiana en función de lo que preferimos escuchar, en lugar de lo que habríamos de esperar escuchar según el estado del entorno. A veces, incluso, nos aislamos de las otras señales sonoras con unos tapones para los oídos que llamamos auriculares. Y si no, subimos los vidrios de las ventanas del coche para escuchar una banda sonora ectópica. De esta manera, nos sumergimos en un paisaje sonoro imaginario que, al no ser coherente con las otras experiencias conscientes, contribuye en la creación de nuestras mentes de un mundo cada vez más alejado de la realidad. Tendemos a percibir lo que esperamos percibir. En particular, del paisaje sonoro forma parte relevante todo lo que esperamos escuchar y, por esa relación especial que presumo del oído con el inconsciente, las expectativas de escucha coinciden extraordinariamente con lo que inconscientemente deseamos escuchar. Tal vez sea por eso que las expectativas de escucha evolucionen más lenta e inconscientemente que las correspondientes a otros dominios perceptivos. A pesar de todo, lo hacen y eso tiene su funcionalidad evolutiva, porque las expectativas de escucha son una memoria del estado del entorno. Los entornos cambian y con ellos, las emisiones sonoras, de manera que, contra la tendencia natural a esperar escuchar hoy lo mismo que ayer escuchábamos, nos vemos obligados a aceptar en el paisaje sonoro la presencia de nuevos elementos que integramos en los imaginarios culturales. Cambiamos las expectativas de escucha y nos adaptamos al entorno a pesar de nosotros mismos. Pero si, por causa de un uso impropio de las tecnologías audiovisuales, eliminamos del paisaje sonoro las señales de un mundo que evoluciona independientemente de nuestras voluntades y hacemos de su parte sonora un mundo virtual únicamente condicionado por la voluntad individual, corremos el peligro de abrir vías de involución. La escucha activa del paisaje sonoro a la búsqueda de nuevas formas y significaciones habría de producir el resultado contrario.