lunes, 21 de diciembre de 2009

De Hitler a Jackson a base de dar vueltas en el vacío

Que conste : no es lo mismo considerar una cosa digna objeto de estudio y meditación de orden filosófico que considerar digna la cosa en si y sus reglas. A modo de ejemplo : que mi amigo Peter Szendy escriba un libro magistral acerca de la significación mesiánica del fenómeno Mikel Jackson, no debería implicar, como parecía querer hacernos aceptar su editor español, que los productos publicados bajo esa etiqueta sean necesariamente recomendables. Que yo sepa, del hecho de que acerca del Holocausto y otras atrocidades hayan corrido ríos de tinta no se sigue que esas desviaciones patológicas de la actividad humana tan habituales deban repetirse ni ser consideradas como modelo. Aunque a primera instancia el influjo Jackson no vaya a matar directamente a nadie, no debe pensarse ni por un momento que no es capaz de crear estragos en los sistemas de valores de los más expuestos. A la larga, hasta quizá es peor Jackson que Hitler, porque, a pesar del enmascaramiento falaz con que el primero se viste, sus discursos comparten fondo. Basta con bucear a muy poca profundidad para darse cuenta.

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